"Gravitation is not responsible for people falling in love."
Albert Einstein.

martes, 11 de diciembre de 2012

Algo nuevo y con mucho polvo

He aprendido a hacer de la soledad algo extraordinario. He visto muchas veces a la gente hablando, cantando o escribiendo que se sienten "solos entre un montón de gente". Pues vale, ¿por qué no veis lo extraordinario que puede llegar a ser?

La verdad es que nunca me había sentido así, ha sido una sensación que creo que tendré el día de mi muerte (aunque me siento más viva que nunca).

Mi alma está cantando, mi cuerpo tiembla marcando el ritmo, mi voz se deshace poco a poco mientras todo mi ser entona una melodía que desentona con el resto. A mi alrededor hay repartidas muchas sonrisas y en mi cara se esboza una sonrisa a medias (de esas sin querer, de mandíbula desenfadada).

Evadirme ha podido ser una de las mejores decisiones que podía tomar en este momento, no se me ocurre una forma mejor de calmar mi cuerpo, está fuera de sí y no puedo controlarlo. Ahora mismo, estoy completamente fuera de lugar, de aquí y de mí misma.

Gritos desgarrados agitan mi alma, quiero llorar y parece que va a ser inminente. Empiezo poco a poco a comprender lo que me pasa, estoy en plena REVOLUCIÓN.

Tengo la piel de gallina, las manos frías, los pies fríos también. Voy a fumar hasta que me queme el cuerpo, hasta que me consuma por líneas como un absurdo cigarro, a ver si así consigo calor. Y a mi alrededor hay charcos de los que rebosan tinta, en ellos salta un corazón con unas botas amarillas manchadas de lágrimas.

Sinceramente, tengo algo de miedo, miedo a ser absorbida por otro(s) y me he dado cuenta a la vez que no hay otro ritmo que el que te marcas tú mismo. Pero noto que me siento sin tono, a destiempo, tocando con otra partitura, mis rodillas son unas castañuelas que no paran, frenéticas, mis pies dan palmas y sobrevaloran lo que tengo dentro. Mi cuerpo va a explotar, mi mano no puede escribir más rápido de lo que quiero y me estoy poniendo nerviosa.

Me muero por escuchar una voz amiga y mi rabillo del ojo no deja de traicionarme (haciéndome pensar que estás aquí conmigo, que te has acercado sin que me dé cuenta). ¿A dónde tengo que ir? Me apetece correr, me apetece desmayarme, no quiero esperar más, QUIERO ARDER.

Y estoy ardiendo, no te acerques porque te puedes quemar. Velas, manos que calentar. Música, bailando en el aire. Me tiemblan las manos más de lo que me gustaría. Cuadros, llenos de gente, distraídos creen que nadie les ve pero ahí estoy yo. Miro y miro y miro, veo como un señor (al que le falta una oreja) se despide de mí con la mano, me está mirando a los ojos (uf, eso me ha dado miedo).

Miro a mi alrededor y veo dormidos besos de fuego, manos que intentan atraparlos (pero no pueden porque están muertas). La luz de la inspiración lleva encendida un buen rato y de aquí no va a salir nadie. Quiero esconder lo que estoy sintiendo, quiero seguir sintiendo y gritar más en el silencio, en esta esquina arropada por todo este cariño que me inspira la Galerna.