"Gravitation is not responsible for people falling in love."
Albert Einstein.

martes, 2 de diciembre de 2014

De cómo te siento tan lejos y, a la vez, tan cerca.

Todavía
             duermo en el lado izquierdo de la cama, porque así se decidió y así dormíamos. 
A veces, sigo
             sintiendo que estás aquí o que te queda poco por venir a casa.

Todavía
             veo tus ojos y tus labios diciendo "hola bonita".
A veces,
             paso por delante de tu casa y, todavía,
             te veo con tu guitarra de un lado para otro (disfrutando la música, como siempre. 
Por las noches, salgo del té a fumarme un cigarro (sí, lo sé, sigo fumando...) y cuando veo la luz de
             tu casa encendida pienso que podrías ser tú.

Extrañar = echar de menos = (to) miss (someone)

Extraño
             no verte al salir de trabajar y
Extraño
             no poder darte un beso por las mañanas, mientras te das la vuelta para seguir durmiendo.

Extraño
             cuando no nos quedaba más remedio que decir la verdad,
             cuando nos comíamos el mundo,
                                                                  sin importar el "qué dirán".

Sí, sí que es verdad que echo de menos nuestra fuerza, nuestro amor, nuestra ilusión.


P.D. Nos echo de menos, o como dirías tú "nos extraño".


jueves, 2 de octubre de 2014

Flores excéntricas y silencios cítricos.

No sé por qué no tengo una canción para acompañarme este Octubre. Sé que sería una mezcla entre un grito de dolor y de placer al mismo tiempo.

Esta mañana me senté a mirar las nubes (porque ahora vivo en Londres y a veces está nublado, ¿sabes?) y no podía parar de pensar en la belleza de la juventud, en las locuras y las decisiones confusas (no he dicho erróneas, ¿eh?). Y de nuevo sentí que se volvía a sacudir mi corazón.


También me di cuenta que estaba sola, pero llena por dentro. Llevo mucho tiempo sin echar nada de menos, sólo sintiendo que reboso de alegría, de melancolía, de corazón. Corazón ardiendo, lleno de cítricos y delicadas notas de flores.

Flores.
Flores,
   frescas,
       buscando caricias
                             suaves
                                    y cortes excéntricos.

Excéntricos como la vida misma, como nosotros.

Me parece bien y es bonito que últimamente (casi) todo me parezca bien. Además, parece ser que vuelvo a confiar como antes, a hacerme la loca, a dejarme llevar y a disfrutar cada momento (sea cual sea). Disfrutar de la vida, eso es lo que importa. Disfrutar del sonido de un vinilo cuando se acaba la última canción o de un mechero que no funciona. Sonidos que nos rodean y que pueden identificarse con sensaciones, llenas de belleza.

Hartarte a reír con mil maletas en la calle y volar sobre una bicicleta. Morirte de la risa al pensar que Juana tenía razón y que llega un momento en el que te haces uno con tu "bike". Surfear juntos la ciudad, gritarnos en un salón de té, reír y llorar a la vez, o bailar haciendo emes en el parque de pensar y correr hacia atrás.

Abandonar el silencio y tranquilizarnos con palabras, darnos abrazos llenos de confianza y suspirar. Cerrar los ojos y volver a confiar. Llenándonos por dentro de sinceridad y sonreír más fuerte sin darnos cuenta.

Para volver a bailar encima de la cama y dormir en la barra de un bar. Cantar a gritos cocinando y comer en el jardín para aprovechar esos cuatro rayos de sol. Reír(se), sonreír(se) y volver a volar.

Es una pena no tener una canción para este Octubre pero puede que pronto nos encontremos y cantemos juntas bajo la lluvia.

martes, 25 de marzo de 2014

Tanto por decir y tanto por callar.

Acabamos de comprar una bolsa de chuches, nos encantan. Nos gusta apostarlas, como si de amarracos se tratasen, jugando al mus. El problema está cuando alguno se come sus puntos y llevamos unas cuantas cervezas de más.

Nosotros somos de los que empezamos a hablar de una cosa y nos interrumpimos unos a otros, hasta darnos cuenta de que estamos hablando de siete temas a la vez. A uno le ha dejado la novia, la otra pilló ayer por la noche, el otro se ha enganchado a una serie buenísima, bla bla bla.

Nos gusta reír y nos gusta hablar (de todo y de nada). Cuando empiezan a oírse las primeras declaraciones de amistad (un "eh, tío te quiero" y un "joder hermano y yo a ti"), nos gusta pedir dos rondas de chupitos. Se supone que es cuando deberíamos dejar de beber, pero nos gusta ver que pasa si desafiamos el límite. Y entonces, empiezan a acumularse las copas vacías, a desaparecer todas las chuches y mordemos hielos como si de chicles se tratasen.

Aquí, es cuando llegamos al punto más interesante. Al de empezar a hablar de verdad, de contarnos aquello que estábamos atrasando porque "total, no importa", "si en el fondo ya lo saben" o esperábamos a decirlo lo más tarde posible. A veces lloramos, otras veces nos reímos de nosotros mismos y en algunas ocasiones también nos echamos la bronca. También compartimos el silencio, porque en el fondo sabemos que muchas veces nos sobran las palabras.

Nos gusta mirar al suelo y mirar al cielo. Nos gusta bailar hasta pisarnos los talones. Nos gusta pasear y quejarnos de que siempre vamos a los mismos sitios. Nos gusta contagiarnos la risa y muchas veces, contagiarnos las lágrimas. Nos gusta mandarnos a la mierda para luego darnos un abrazo porque, total, en el fondo eres mi mejor amigo.

Nos queda tanto por decir y tanto por callar que creo que nos faltan días para estar juntos. Cada uno escoge su camino y yo ya he escogido el mío. No importa a donde vayamos, siempre estaremos todos en uno y uno en todos.



miércoles, 22 de enero de 2014

Porque cuando juegas con fuego ya sabes que te quemas

Enero es lo que tiene, que todo el mundo crea expectativas. Hace un par de meses decidí darle un vuelco a mi vida y empezar un nuevo proyecto. Total, ya puestos, la vida dicen que son dos días. Así que pa'rriba y pa'bajo, dejando todo para el final como siempre. La vida son dos días pero esa noche de antes hacen tres.

Y es entonces cuando VUELVES a darte cuenta de que no lo puedes dejar todo para el final, que las cosas se acumulan y que no siempre vas a tener tanta suerte. Porque sí, tú sabes que has tenido mucha suerte. Pero claro, esta vez no iba a ser menos, tus queridos amigos, que son tus verdaderos angelitos de la guarda, ahí están diciéndote que eres un desastre pero que, claro, se van a organizar para ayudarte.

Empiezas a tomar café, redbull, a ponerte en mil posturas, para ver si de alguna manera te apetece empezar. Y miras el reloj y te agobias, llevas tres horas de retraso más. Así no se puede, y piensas que manera sería la menos dolorosa para desaparecer o dormir hasta el mes que viene o pedirle un cambio al "tú" de tus sueños para que ocupe un rato la realidad y se joda. La vida es sueño, ¿no? Pues quiero comprobarlo.

Y puestos a soñar, hoy no llueve y aunque sea de noche, la luna ilumina tu ventana como el sol más brillante del mundo. Y no tienes nada que hacer y te dedicas a regar todas esas plantas que tienes en la ventana. Y no tienes ningún problema, ni preocupación, por eso ríes cuando tus plantas (que sonríen y tienen ojos) hablan sin parar.

Y las velas se mueven al ritmo de la música y tus lunares te hacen cosquillas. Y no puedes parar de bailar y de gritar como una loca porque es lo que toca, ser feliz. Y puestos a soñar, vas y te despiertas. Y cierras los ojos, intentando volver al sueño y ver la cara de aquel chico que pasaba por la calle. Pero nada, no hay manera, siempre que se pone interesante... te deja sorda la alarma y te lleva a la realidad.

Maldita sea, llego tarde, no me da tiempo a desayunar y tengo el pelo sucio. Y así va la vida que te azota de un lado para otro para que valores más tus sueños y te decidas de una vez a ponerlos en práctica. Y que llegando tarde y estando distraída, él se fijó en ti y no te olvida. 

Entonces, abres bien los ojos y empiezas a vivir, sintiendo la tierra bajo tus pies y las nubes rozando tu pelo. Esquivando al viento y bailando en el fuego, como antes y como ahora. Tú ya sabes que todo el mundo quiere fuego, pero no todos están dispuestos a quemarse. 

Y tú lo sabías.