Enero es lo que tiene, que todo el mundo crea expectativas. Hace un par de meses decidí darle un vuelco a mi vida y empezar un nuevo proyecto. Total, ya puestos, la vida dicen que son dos días. Así que pa'rriba y pa'bajo, dejando todo para el final como siempre. La vida son dos días pero esa noche de antes hacen tres.
Y es entonces cuando VUELVES a darte cuenta de que no lo puedes dejar todo para el final, que las cosas se acumulan y que no siempre vas a tener tanta suerte. Porque sí, tú sabes que has tenido mucha suerte. Pero claro, esta vez no iba a ser menos, tus queridos amigos, que son tus verdaderos angelitos de la guarda, ahí están diciéndote que eres un desastre pero que, claro, se van a organizar para ayudarte.
Empiezas a tomar café, redbull, a ponerte en mil posturas, para ver si de alguna manera te apetece empezar. Y miras el reloj y te agobias, llevas tres horas de retraso más. Así no se puede, y piensas que manera sería la menos dolorosa para desaparecer o dormir hasta el mes que viene o pedirle un cambio al "tú" de tus sueños para que ocupe un rato la realidad y se joda. La vida es sueño, ¿no? Pues quiero comprobarlo.
Y puestos a soñar, hoy no llueve y aunque sea de noche, la luna ilumina tu ventana como el sol más brillante del mundo. Y no tienes nada que hacer y te dedicas a regar todas esas plantas que tienes en la ventana. Y no tienes ningún problema, ni preocupación, por eso ríes cuando tus plantas (que sonríen y tienen ojos) hablan sin parar.
Y las velas se mueven al ritmo de la música y tus lunares te hacen cosquillas. Y no puedes parar de bailar y de gritar como una loca porque es lo que toca, ser feliz. Y puestos a soñar, vas y te despiertas. Y cierras los ojos, intentando volver al sueño y ver la cara de aquel chico que pasaba por la calle. Pero nada, no hay manera, siempre que se pone interesante... te deja sorda la alarma y te lleva a la realidad.
Maldita sea, llego tarde, no me da tiempo a desayunar y tengo el pelo sucio. Y así va la vida que te azota de un lado para otro para que valores más tus sueños y te decidas de una vez a ponerlos en práctica. Y que llegando tarde y estando distraída, él se fijó en ti y no te olvida.
Entonces, abres bien los ojos y empiezas a vivir, sintiendo la tierra bajo tus pies y las nubes rozando tu pelo. Esquivando al viento y bailando en el fuego, como antes y como ahora. Tú ya sabes que todo el mundo quiere fuego, pero no todos están dispuestos a quemarse.
Y tú lo sabías.
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