"Gravitation is not responsible for people falling in love."
Albert Einstein.
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martes, 25 de marzo de 2014

Tanto por decir y tanto por callar.

Acabamos de comprar una bolsa de chuches, nos encantan. Nos gusta apostarlas, como si de amarracos se tratasen, jugando al mus. El problema está cuando alguno se come sus puntos y llevamos unas cuantas cervezas de más.

Nosotros somos de los que empezamos a hablar de una cosa y nos interrumpimos unos a otros, hasta darnos cuenta de que estamos hablando de siete temas a la vez. A uno le ha dejado la novia, la otra pilló ayer por la noche, el otro se ha enganchado a una serie buenísima, bla bla bla.

Nos gusta reír y nos gusta hablar (de todo y de nada). Cuando empiezan a oírse las primeras declaraciones de amistad (un "eh, tío te quiero" y un "joder hermano y yo a ti"), nos gusta pedir dos rondas de chupitos. Se supone que es cuando deberíamos dejar de beber, pero nos gusta ver que pasa si desafiamos el límite. Y entonces, empiezan a acumularse las copas vacías, a desaparecer todas las chuches y mordemos hielos como si de chicles se tratasen.

Aquí, es cuando llegamos al punto más interesante. Al de empezar a hablar de verdad, de contarnos aquello que estábamos atrasando porque "total, no importa", "si en el fondo ya lo saben" o esperábamos a decirlo lo más tarde posible. A veces lloramos, otras veces nos reímos de nosotros mismos y en algunas ocasiones también nos echamos la bronca. También compartimos el silencio, porque en el fondo sabemos que muchas veces nos sobran las palabras.

Nos gusta mirar al suelo y mirar al cielo. Nos gusta bailar hasta pisarnos los talones. Nos gusta pasear y quejarnos de que siempre vamos a los mismos sitios. Nos gusta contagiarnos la risa y muchas veces, contagiarnos las lágrimas. Nos gusta mandarnos a la mierda para luego darnos un abrazo porque, total, en el fondo eres mi mejor amigo.

Nos queda tanto por decir y tanto por callar que creo que nos faltan días para estar juntos. Cada uno escoge su camino y yo ya he escogido el mío. No importa a donde vayamos, siempre estaremos todos en uno y uno en todos.



lunes, 5 de noviembre de 2012

Un vicio se sustituye con otro vicio.

Siempre me han gustado los vicios, supongo que a todo el mundo. Son esenciales en la vida de las personas y todos tenemos unos cuantos. Escribo esto porque me apetece fumarme un cigarro y no tengo tabaco. Bueno, tengo un cigarro roto y lo voy a recomponer.

A ver, lo que iba diciendo que siempre tenemos un vicio. Ya sea el tabaco, la música, estudiar (sí, aunque parezca mentira te puedes viciar a estudiar), un chico, una chica,la coca-cola... Vicios, vanas obsesiones, claramente son obsesiones, algunas se hacen tan fuertes que tu cuerpo te los pide.

Llenan esa parte del cerebro que necesita estar ocupada, ya sea por la acción del vicio en cuestión o por ese tiempo muerto que llena con el deseo. Desear, vicios, obsesión, todo va de la mano. Sí es que al final, lo que me da más angustia, es que la mayoría de nuestros vicios nos los ha creado alguien ajeno a nosotros y la mayoría de esas personas ya han desaparecido de nuestras vidas. Así que, fenomenal, te vas de mi vida y encimas me dejas un vicio que olvido que me lo has creado tú.

Total, que lo que somos es por la gente que nos hemos encontrado y además somos nuestros vicios. Pues eso que podemos ser el vicio de alguien y eso da miedo, y a la vez es muy guay. Muchos de los que estáis leyendo esto, pensareis que es una tontería y yo soy la primera que pienso que no puedo ser el vicio de alguien, pero bueno. También es verdad que la mayoría de nuestros vicios son secretos así que a lo mejor eres el vicio secreto de alguien.

Oye pero que seguramente seas el mío,

Buenas noches.