Todavía no entiendo bien las mentiras y tampoco entiendo que pudiendo decir cosas bonitas y agradables, nos llenemos la boca de barro y bichos.
No entiendo por qué se mueve el mundo, no entiendo que haya gente que viva sin música, no entiendo que todavía nos atrevamos a juzgar a los demás.
Y la verdad es que la mayoría de cosas no es que no las entienda, sino que no las comparto. Creo en luchar por la gente, creo en gritarle a alguien que le amas, creo en los gritos en los susurros y creo en el amor, por encima de todas las cosas.
Y como dice una gran amiga mía: "La voluntad de Dios nunca te llevará donde la gracia de Dios no te proteja."
Lo más bonito es que lo diga con D mayúscula y porque lo ha recibido así.
Así que gracias a la vida por lo que soy, gracias por dejar que me comprenda, gracias por enseñarme a ver lo que quiero y gracias por permitir que me equivoque.
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