Sábado dos. No me gustan las mentiras. Me gusta vivir en verdad y es lo que busco, por encima de todo.
Vamos a celebrar algo, el qué? Todavía no lo sabemos.
El viernes encontré Marte en un vagón del metro. Y hoy vamos a ir cohete a despedirnos de él durante un tiempo, porque puedo gritar que te quiero. También puedo intentar decirte lo que pienso durante ocho veces al día, porque se me pueden ocurrir miles de ideas pero me da miedo tu inconsciencia, vuestra inconsciencia, os echo de menos y nos estamos perdiendo.
Coge mi mano y vayámonos a Marte, dónde siempre podamos estar juntos.
Parecía que volábamos pero, en realidad, seguíamos parados mirando al cielo.
Enfocamos mal nuestra filosofía.
Dejamos de confiar cuando confiar es lo más importante, cuando confiar es lo único que no miente, lo único que no puede engañar, porque confías o no confías.
¿Y tú confías?
"Los que otros de ti llaman locura, para mí es verdad"
Y notaba la brisa del mar en mi cara, entre mi pelo. También oía el mar a mi lado, creía andar descalza por el Muro, y sentía las plantas de mis pies calientes. Entonces, la vida era sueño.
Notaba el viento de esta tormenta medio eterna, oía coches pasar a mi lado, mis converse pisando el asfalto mojado y tenía frío. Entre tanto pelo y tanto amor, estaba olvidando.
De todas formas, hoy viajamos a Marte.
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