-"Pues yo no quiero ni echarte de menos, ni echarte de mas, no quiero echarte."
He tenido miedo, mucho miedo. He sufrido en silencio y han surgido lágrimas en mis ojos, he cantado sollozos y he entonado amor. Todo ha empezado con un amigo y sus consejos. Y lo ha seguido un corderito y sus besos. He estrenado unas sonrisas y un mal sabor de boca, he oido a mi boca dormir y he saboreado tu mirada.
He puesto mi corazón entre tus manos, lo has acariciado y estrujado, lo has amado y le has clavado espinitas de amor, que duelen. Hurts. He dudado y he tomado decisiones que ahora me parecen tristes y vagas, había pensado en acabar con esta historia, habia pensado en adelantar acontecimientos, he suspirado lágrimas como una jirafa come cacahuetes, serenamente y con chasquidos crujientes.
He saboreado muchos minutos pensando que iban a ser los últimos, he sufrido con un "Creo que me voy a casa", he saboreado tu olor en un abrazo lleno de bienvenidas, he grabado en mi piel y en mi alma, esos coches que pasaban, es cubo que nos iluminaba la luna y con mi fuerza he pretendido no dejarte marchar.
El calor todo lo calma, un café con caramelo alegra una cara asustada y otra de corderito, unas decisiones y conversaciones de última hora...
Y lo bueno, esta vez ha llegado con un pituti y un café en el estómago. Con una bufanda medio robada y un abrigo húmedo, por la soledad, el miedo y la incomprensión. Ya por último, una caida intentando coger más de lo que puedo, risas varias y sonrisas muchas. Una despedida como otras muchas, tú un escalón por debajo y yo arriba, un adiós, pero no el único.
Esa locura, ese impulso de un último adiós, de un beso de buenas noches, ha sido lo que me ha dicho: "Aún nos queda mucho por vivir".
Gracias porque ha sido un día único y que no quiero repetir. Quiero que esto crezca y que algo bueno salga de ello.
Esto es una carta de amor, se ha dicho mucho (quizás demasiado) y también queda mucho por decir.
Creo entender lo que dices, porque estoy en una situación muy parecida. Son temas muy complicados, en los que mucha gente te puede dar consejos o decirte cómo actuar, pero en esos momentos de la única persona que te tienes que fiar es de tí misma.
ResponderEliminarConfiar. Creer. Y sobre todo no dañar, esa es la trilogía.
Mucho ánimo. No temas.